Hola chicas! Tarde pero seguro, aquí os traigo dos nuevos capítulos!!
Siento haber desaparecido dos días y gracias por los comentarios y las visitas!!
Se que muchas están pidiendo escenas Laliter pero habrá que esperar un poquito! Tengan paciencia!!
Os dejo disfrutar de los capítulos! Besos!
Capítulo 33
Peter y Eugenia se encontraban junto a
sus respectivos coches, bajo el resplandor anaranjado de una farola
situada al extremo del aparcamiento del pub. Se les veía un tanto
incómodos, entre otras razones por el contraste entre el elegante
BMW de Eugenia y el viejo y destartalado cacharro de Peter.
—Gracias —dijo ella—. Ha sido muy
agradable.
—Sí —coincidió Peter, quien se
preguntó si, en efecto, era verdad.
Aún no estaba seguro del propósito de
la cita. No se habían producido discusiones sobre el dinero ni
anuncios de embarazos inminentes, gracias a Dios. A primera vista,
sólo se trataba de unas cuantas bebidas entre amigos en un ambiente
cordial. En todo momento habían esquivado el tema del divorcio.
Peter miró a Eugenia, a quien se la veía menuda y vulnerable bajo
la oscuridad. Parecía imposible que la persona que había sido su
mujer, su amor, su vida entera fuera la misma que la desconocida que
tenía enfrente.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó
él.
—Veamos cómo van las cosas.
¿Qué se suponía que significaba eso?
¿Por qué las mujeres siempre querían hombres expertos en la
lectura avanzada de la mente?
—No he tenido muchas ex esposas
—respondió él con tono desenfadado—. No conozco el protocolo
que hay que seguir en las despedidas.
Eugenia adoptó una actitud de recatada
coquetería.
—¿Debería darte un beso amistoso en
la mejilla o qué?
—Puedes hacerlo —respondió su ex
mujer—, si es que quieres.
Peter se inclinó hacia abajo y le
plantó un dubitativo beso en la mejilla. A pesar de que Eugenia le
había pateado el corazón hasta dejárselo como un balón
deshinchado, seguía añorando el olor y el tacto de su piel.
Resultaba deprimente acostarse solo en una cama individual mientras
pensaba en su mujer, acurrucada con su nuevo novio en la confortable
cama doble que antes compartieran Peter y ella. ¿Había sido el
matrimonio de ambos tan terrible como para que terminaran así? Peter
siempre había pensado que el amor era como un río: a veces,
apacible como un meandro; otras veces, un torrente furioso, y en
ocasiones, durante los periodos de sequía, se vaciaba y desaparecía
por completo. Pero el cauce siempre estaba ahí, trazado en el
paisaje. Y Peter no había contado con que Eugenia tratara de
borrarlo como si no hubiera existido jamás.
¿Acaso el matrimonio no consistía en
jurar que permanecerías junto al cónyuge en lo bueno y en lo malo,
y que si las cosas se ponían difíciles no saldrías corriendo a los
brazos del primer hombre que agitara su ternera de primera clase ante
ti? A Peter le gustaba pensar que si las cosas hubieran sido al
contrario y él fuera quien hubiera sido tentado por una aventura
amorosa, la habría rechazo. Amaba a Eugenia demasiado como para
portarse de esa manera. Y había confiado en que ella sintiera lo
mismo hacia él. Quizá la traición a esa lealtad le dolía más que
el hecho físico del adulterio.
Eugenia levantó la mano, le pasó los
dedos por la mejilla y luego le besó en los labios con ternura.
—¿Sabe Axel que estás aquí?
—preguntó Peter.
—No —admitió ella bajando la voz.
—En ese caso, más vale que te
marches —le aconsejó—. No vaya a preocuparse.
Eugenia se giró en dirección a su
coche.
—Te llamaré.
—Sí.
Peter observó cómo se subía al
asiento del conductor, arrancaba el motor y se adentraba en la
oscuridad de la noche. Con un hondo suspiro, se encaminó a su viejo
y destartalado cacharro. Jamás, ni en un millón de años,
conseguiría entender la mente femenina. Se llevó los dedos a los
labios, donde Eugenia acababa de besarle. Empezaban a aflorar en él
sentimientos que trataba de ignorar con todas sus fuerzas. No sabía
qué había esperado encontrarse en aquella cita, pero, desde luego,
aquello en concreto no lo había previsto.
Capítulo 34
Llevo puesto mi pijama más cómodo y
me dispongo a buscar consuelo acurrucándome en la cama con una bolsa
de agua caliente; así de emocionante es mi vida. Antes de retirarme
a dormir, hago una batida en el armario en busca de ropa adecuada
para mi comida de trabajo de mañana. ¡Ja! un solo día como
empleada y ya tengo reuniones de alto nivel en restaurantes de
postín. Sólo que hace tanto tiempo que no he estado en un
restaurante así que no dispongo de la ropa adecuada. Me muerdo el
labio. En los últimos años, mi idea de una comida elegante ha
consistido en tres vasos de vino en el pub de la esquina con Cande,
seguidos de un kebab grasiento en el camino de vuelta a casa.
La ropa de Benjamin sigue colgada en el
armario; bueno, la mayoría. Cuando decidió salir de nuestras vidas
con tanta precipitación preparó un equipaje ligero. Debería tirar
las prendas o llevarlas a una organización benéfica, pero es como
cuando alguien muere en la familia: no me siento capaz de
desprenderme de su ropa y admitir, por fin, que no va a regresar. Y
no es que quiera que vuelva. Dejó a su paso un rastro de devastación
demasiado grande como para que se me ocurra volver a recorrerlo.
Cuando Benjamin se marchó por primera
vez lloré tanto que pensé que nunca iba a parar. Era como si me
hubieran sacado las entrañas y se hubiera quedado un enorme vacío
donde antes se encontraba mi verdadero yo. Contemplé la posibilidad
de comprar un paquete de cigarrillos —aunque no fumo— y apagarlos
en mis brazos para poder salir de mi entumecimiento. Más tarde,
cuando volvió a marcharse, lloré menos, y no sentí el impulso de
ir a comprar tabaco. Cuando me abandonó por tercera vez, ya no me
quedaban lágrimas. No es que el dolor hubiera disminuido;
simplemente mis conductos lacrimales estaban secos por exceso de uso.
Creo que di comienzo a un fenómeno médico: lesión de las vías
lacrimales por esfuerzo repetitivo. Si Tumley & Goss fueran
capaces de encontrar a mi marido fugado, podrían interponerle una
demanda en mi nombre, eso seguro.
Según un proverbio budista, es bueno
que el corazón se rompa, ya que de esa manera aprende a abrirse. Mi
corazón se ha roto tantas veces que más que abrirse bien podría
haber estallado en pedazos. Además, se ha vuelto muy desconfiado, y
no le falta razón. Ahora está rodeado de una valla de alambre de
espino que mantiene alejados a los intrusos. Lo que pasa es que está
harto de que la gente se cuele sin permiso, lo pisotee sin ningún
cuidado y luego se marche dejando atrás los destrozos. Desde luego,
cuenta con todo mi apoyo.
Acaricio la manga de una de las camisas
de Benjamin. Era mi preferida. Se la regalé por su cumpleaños, o
por Navidad, no me acuerdo bien; me encantaba cómo le sentaba. Me
llevo el tejido a la cara e inhalo su olor. Almizclado, masculino,
con un leve rastro de su habitual loción para después del afeitado
y un toque de suavizante económico de Tesco. A veces nos llevábamos
bien. Suelto la manga y noto una punzada en mi corazón magullado. Y
otras veces, no.
La puerta se abre de golpe y Allegra
hace su entrada esforzándose por acarrear en brazos a Bruno,
aturdido y somnoliento.
—Pensábamos que a lo mejor te
sentías sola —explica.
Esbozando una sonrisa cansada, cedo mi
cuota de edredón. Allegra y Bruno se encaraman a mi lado y los tres
nos acurrucamos en la cama. Me pregunto si llegará el día en que me
sea posible concebir la idea de acostarme con alguien que no sea un
par de niños inquietos. Diviso la fotografía de mi ex marido, que
me brinda una sonrisa de oreja a oreja. Decido ponerle boca abajo.
Mañana por la mañana, nada más levantarme, le tiraré a la basura.
A ver qué tal le sienta.
Con ese alentador pensamiento, apago la
luz.
Tirar esa foto es la mejor idea q Lali ha tenido,JAJA!
ResponderEliminarMás!!
ResponderEliminarmasssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminares genialllllllllllllllllllllll
ResponderEliminarMucho duró esa fotografía ,¡K la tire,pero ya!,k no espere a la mañana.Euge algo busca, y el tonto d Peter parece un baboso.
ResponderEliminarComo a eugenia se le ocurra volver con peter..... Y como el acepte..... La lleva clara!!!!
ResponderEliminarahora llega eugenia a confundirlo.....y Lali....? necesitan ser felices estos dos
ResponderEliminarMAS!!
te amo!!