"El cuento ha cambiado, el zapato no se ha encontrado. Caperucita se come al lobo, el principe se vuelve sapo, la princesa tiene estrias, hay que cenar con la madrastra en nochevieja, el hada madrina se jubiló y los enanos trabajan en el circo."

martes, 17 de julio de 2012

Capítulos 27 y 28


Capítulo 27

El taxi tardó una eternidad en llegar al apartamento de Nico. Pero claro, en estos tiempos que corren, los niños se niegan a recorrer a pie una distancia superior a cien metros, de modo que los taxis de la zona están contratados de antemano para recorridos escolares. Cande había llamado a Lali a su casa, pero debía de haberse marchado a trabajar y su móvil no estaba disponible. Aunque, la verdad, no sabía qué iba a contarle. En cualquier caso, ése era el menor de sus problemas. Antes de nada, tenía que enfrentarse a Agus.
Tras un trayecto angustioso, el vehículo se detuvo ante su casa. A toda prisa, Cande pagó al conductor y luego se bajó del coche con ademán cauteloso. Objeto de atención a causa del extravagante atuendo de la noche anterior, se preparó para afrontar las consecuencias. Esquivó el cochecito de muñecas de Ellie, que se había quedado en el jardín, y subió corriendo hasta la entrada. Cuando estaba intentando meter la llave en la cerradura, la puerta se abrió. Allí estaba Agus, con aspecto indignado.
—¡Gracias a Dios! —explotó—. ¡Has vuelto!
—Agus —empezó a decir ella—, puedo explicarte...
—No me lo digas —Agus levantó la mano—. Te emborrachaste y caíste inconsciente en casa de Lali.
—Yo... —Cande se interrumpió en seco, boquiabierta—. Sí.
—Las niñas no han desayunado aún —protestó Agus—. Y llego tarde. Me voy. Hasta luego.
Dicho esto, pasó corriendo junto a su mujer y se subió de un salto a su coche de la empresa.
Cande se quedó observando cómo salía embalado calle abajo sin saber si debería sentirse aliviada o decepcionada por el hecho de que a su marido no le interesase demasiado saber dónde había pasado la noche. ¿O acaso debería sentirse aún más culpable por la confianza que depositaba en ella? A lo mejor sólo se trataba de que Agus era incapaz de imaginar que otro hombre la encontrase atractiva. ¿Por qué la vida y el amor tenían que ser tan complicados? Si Cande se hubiera mantenido en sus trece y se hubiera metido a monja, tal como era su intención a los once años, nada de esto habría llegado a suceder. Se frotó la cara.
Ellie se acercó a la puerta. Llevaba puesto su tutu de ballet y sus alas de hada. Su cabello enmarañado recordaba al de una bruja loca.
—Mamá —gimoteó—, me muero de hambre.
Cande también se moría de hambre; pero no de comida, sino de cariño y comprensión.

Capítulo 28

A las seis en punto, el final de una jornada lenta y aburrida, Nico asomó la cabeza por la puerta de la oficina de Peter y retrocedió espantado —sólo una parte de su horror era fingido— al ver el panorama de los documentos de su amigo esparcidos por el suelo.
—¡Joder! ¿Qué ha pasado aquí?
Nico se abrió paso a través de los papeles, fue a instalarse en su lugar habitual, el sillón de imitación de piel, y puso los pies sobre el escritorio.
—Me está organizando —explicó Peter.
—Así lo llaman ahora, ¿no? —Nico levantó el dedo de en medio.
Fuera lo que fuese la «organización», Peter pensaba que tener a Lali en la oficina era genial; por la compañía, más que nada. Ser trabajador autónomo estaba muy bien, una íntima unidad empresarial dispuesta a comerse el mundo; pero la realidad era que se pasaba casi todo el tiempo a solas, mirando cuatro paredes y esperando a que un cliente se dignara a aparecer. Algo similar a los últimos estadios de su matrimonio, cuando se quedaba mirando cuatro paredes esperando a que Eugenia se dignara a regresar a casa. Peter suspiró y se preguntó cuándo cicatrizaría la herida. Cada vez que creía que empezaba a superarlo, Eugenia volvía a presentarse como caída del cielo, provocando que el ánimo de Peter se desplomara de nuevo. No tenía ni idea de por qué había accedido a encontrarse con ella esa misma noche, ni siquiera sabía por qué Eugenia quería verle. Probablemente entablarían una conversación acerca del dinero, los abogados y el divorcio, ya que eran los únicos temas sobre los que hablaban últimamente. Aun así, Peter no tenía nada mejor que hacer, lo cual resultaba bastante triste.
—Y bien, ¿dónde está la encantadora Lali?
Nico no se encontraría sumergido en semejante torbellino interno si hubiera tenido una esposa que lo hubiera abandonado. Se habría limitado a borrarla de su radar personal y se habría llevado a la cama a cualquier mujer disponible en el condado de Buckinghamshire, o más allá, para purgar su propia alma. Parecía una idea estupenda, pero Peter no era de esa manera, por mucho que lo lamentara.
—La envié a casa temprano —explicó Peter—. Tenía un aspecto terrible y una resaca monumental.
—Sí, claro —respondió Nico con sequedad.
—Fue una noche estupenda —comentó Peter.
Lo cual había sido una agradable sorpresa, ya que era justo decir que en un primer momento habría preferido comerse un plato de sus propias uñas de los pies antes que acudir a semejante antro. Además, volver a ver a Lali, y en circunstancias relajadas, había resultado más gratificante aún. Se preguntó si ella opinaría lo mismo.
—Me lo pasé muy bien.
—Yo también —Nico esbozó una sonrisa de satisfacción—. Entonces Lali y tú...
—Lali y yo, ¿qué?
—Amigo mío, ¿ha pasado tanto tiempo que tengo que dibujarte un diagrama?
—Ah, te refieres a eso —dijo Peter con tono ambiguo— Pues claro que no. Apenas la conozco. Aunque ya sé que no es razón suficiente para algunos —clavó las pupilas en Nico—. Y ahora, según dice, es mi ayudante ejecutiva y asesora comercial. No hay que mezclar el trabajo y el placer.
—Si todo el mundo opinara de la misma manera, los congresos no existirían —observó su amigo—. ¿Sabías que el trabajador británico medio se pasa ligando cinco horas de la jornada laboral? —Nico esbozó una amplia sonrisa—. El resto del tiempo lo desperdicia.
—Bueno, yo no me identifico con el trabajador medio, la verdad —dijo Peter—. El sutil arte del ligue me ha eludido siempre. La única vez que guiñé el ojo a una mujer en un pub, sufrí la paliza de su novio, un armario de tres cuerpos que estaba detrás de ella. La idea de salir al mundo y relacionarme otra vez con el sexo contrario me aterroriza.
—No puedes seguir viviendo con tu madre el resto de tu vida, Juan Pedro —Nico agitó el dedo índice en dirección a su amigo—. Confiaba en que anoche hubiera habido un poco de coqueteo, un poco de química. Entiendo de estos temas.
—Lali podrá ser una mujer guapa, preciosa si quieres, pero mi relación con ella seguirá siendo puramente platónica.
—¿Y sabes por qué? —preguntó Nico—. Porque los dos sois unos cachorros desconsolados a los que os asusta el compromiso.
—Dime —replicó Peter— cuándo tuviste tú una novia estable por última vez.
—Pues mira, ayer mismo.
Peter se incorporó de golpe en su silla de jardín de plástico.
—¿Ayer? ¿Te refieres a Cande? ¿Cande, la amiga de Lali?
Nico hizo un gesto de confirmación con la cabeza.
—La pena es que está casada —dijo Nico—. Y tiene hijos.
—Dos.
—¿Cuántos necesitas para que la idea te parezca realmente atroz?
Peter negó con la cabeza.
—En cualquier caso —prosiguió Nico con tono airado—, ¿quién te ha dicho cuántos hijos tiene?
—Lali, ¿quién va a ser si no? Nos hemos pasado el día contando chismes como colegialas.
—Qué bien.
—Venga ya, Nico —Peter hizo otro gesto de negación con la cabeza—. Incluso para ti, es un caso típico: mujer casada con hijos. Me parece que necesitamos una cerveza de emergencia.
Peter atravesó la estancia en dirección al destartalado frigorífico situado en un rincón de la oficina y sacó dos latas de Stella Artois del paquete de seis que reservaba para circunstancias extremas. Aquella circunstancia, sin lugar a dudas, podía clasificarse de extrema. Entregó una de las cervezas a Nico y ambos abrieron sus respectivas latas.
—Esta vez me ha dado fuerte —confesó Nico, y bebió un trago.
—Sí, pero te recuperarás al cabo de una semana. Como siempre.
Nico mostraba una expresión de seriedad.
—Esta vez no.
—Esta vez tienes que olvidarte más que nunca —atajó Peter—. Es de esos casos en los que muchas personas pueden salir perjudicadas. Un negocio en potencia para mi abogado y, créeme, no lo necesita en absoluto. Amigo mío, tienes que salir corriendo.
—Gracias por tus ánimos.
—Nico, el mundo está lleno de mujeres guapas y solteras. Ya conoces a varias decenas; íntimamente, me refiero
Nico seguía bebiendo su cerveza y Peter entendió que sus palabras caían en oídos sordos.
—A mí me ocurrió justo lo contrario —prosiguió Peter—, y es algo terrible. Terrible, te lo aseguro. No le hagas eso a otro hombre. Puede que sea un tipo estupendo que no se lo merezca.
—Y puede que sea un gilipollas que se lo haya ganado a pulso —saltó Nico como un resorte—. ¿Acaso las casadas se acuestan con otros hombres cuando son felices en su matrimonio?
Peter dio un respingo de dolor.
—Perdona, colega —se excusó Nico, ligeramente avergonzado—. No era mi intención herirte.
—No —respondió Peter—; pero ya ves lo mucho que duele.
—Esto es distinto —Nico se mostraba desdeñoso—. Diferente por completo. Además, somos adultos.
—Sí, en tu caso es verdad —aunque Peter opinaba que, por el momento, semejante afirmación resultaba cuestionable, dado el comportamiento de su amigo—. Pero ¿qué me dices de sus hijas? —insistió.
—Me encantan los niños —repuso Nico—. Siempre he querido ser padre.
—¿Desde cuándo?
—Desde ayer —dijeron ambos al unísono.
Peter era consciente de estar malgastando energía. Una vez que Nico tomaba una decisión, resultaba imposible hacerle cambiar de idea. Abrigó la esperanza de que Cande fuera más sensata que el zoquete de su amigo y de que el asunto no terminara con las paredes manchadas de sangre y una batalla por la custodia de las niñas. Miró a Nico y declaró:
—Tu concepto de «siempre» es como las faldas de Kylie Minogue: demasiado breve.

7 comentarios:

  1. Hace muy poco que te leo,
    hoy a la mañana para ser exactos jajja.
    Pero te juro que estas novelas me atraparon de una manera increible!
    Espero mas, y ya te sigo :)
    Un beso grande.

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  2. Bueno parece que Nico se quedó colgado
    Ahora a ver si estos dos dan algún paso......es por el bien de ellos

    Te amo sister!!!!!!

    QUIERO MAS!!!!

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  3. Nico enganchado,d una noche ,y no le importa k Cande tenga dos hijos.Peter negador total ,para el y para Nico.Me parece k perdió la fe en el amor.

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  4. Lina (@Lina_AR12)18 de julio de 2012, 5:35

    Q distintos son Nico y Peter y Cande y Lali,dicen q los opuestos se atraen pero aquí ocurre lo contrario,Peter y Lali son muy semejantes!Q se animen a probar!

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