"El cuento ha cambiado, el zapato no se ha encontrado. Caperucita se come al lobo, el principe se vuelve sapo, la princesa tiene estrias, hay que cenar con la madrastra en nochevieja, el hada madrina se jubiló y los enanos trabajan en el circo."

sábado, 7 de julio de 2012

Capítulo 7


Hola!! Aca vengo con el capitulo 7! Hoy tengo ganas de hacer un pequeño maratón así que ya saben!! Espero que les guste! El reencuentro esta cerca!!
Un beso a todas! Os quiero!! 
5 firmas y subo otro!!!

Peter estaba sentado en la mesa del comedor de casa de sus padres y se preguntaba cómo se las había ingeniado —tras lo que parecía una interrupción alarmantemente corta— para completar un ciclo de su vida y volver a ocupar su antiguo dormitorio y a probar las comidas de su madre, al estilo de los años cincuenta.
—Vamos, Juan Pedro, termina de comer —le apremió su madre—. No podemos perdernos la canción del comienzo.
Peter soltó un gruñido y contempló la montaña de tarta de melaza que aún ocupaba su plato, a pesar de que ya había devorado más de la mitad de la ración. Sólo con mirarla, notaba que los dientes se le llenaban de caries.
—Mamá, esto es como volver al comedor del colegio. No tienes por qué prepararme un postre nutritivo e indigesto todas las noches.
—Mis postres «nunca» son indigestos —su madre temblaba de indignación—. Además, tu padre no podría pasar sin su tarta de melaza.
—Entiéndelo, mamá; Eugenia era una fanática de la comida sana —y una nutricionista cualificada. Nada que tuviera calorías, conservantes con código E o incluso sabor encontraba sitio en su nevera. Resistía cualquier intento por parte de la madre de Peter de invitarles a cenar, pues sabía que se vería obligada a ingerir alimentos que tardaría unos dieciocho días en digerir—. Estoy acostumbrado a subsistir a base de verduras a la plancha, yogur y tofu.
—Esas cosas ni se mencionan en esta casa —el mero pensamiento provocaba escalofríos a su madre—. No es comida para un hombre. Si Eugenia te hubiera dado brazo de gitano todas las noches, a lo mejor no estarías camino de los tribunales para conseguir el divorcio —Claudia se sacó un pañuelo de la manga y se puso a sollozar con delicadeza.
—Mamá... —Peter le colocó una mano sobre el brazo—. No estamos camino de los tribunales. Todo se está llevando de mutuo acuerdo.
—Te refieres a que Eugenia te ha chupado la sangre y a ti te ha dado lo mismo.
—Mamá...
—Entonces, ¿por qué has vuelto a tu habitación de niño mientras ella sigue instalada con toda comodidad en vuestra casa, tan nueva, tan preciosa? Díselo, Martin.
El padre de Peter, absorto en la degustación de su tarta de melaza, levantó la vista sin pronunciar palabra. Peter paseó la vista por el comedor en el que, desde la infancia, había cenado a diario. Los robustos muebles de caoba seguían siendo los mismos, al igual que el papel de las paredes, con un estampado de rosas. La moqueta continuaba desentonando escandalosamente con el papel, y Peter aún lamentaba no tener uno o más hermanos que le ayudaran a dejar de ser el centro de atención de su madre.
Sus padres llevaban casados más de cincuenta años. La celebración de sus bodas de oro —un suntuoso banquete a base de rollos de hojaldre con salchichas y vino de mesa— no era más que un recuerdo borroso y distante. Formaban un matrimonio estoico de los que apenas quedaban ya. Peter admiraba la tenacidad de ambos, su mutua lealtad, pero no acababa de entender por qué su padre no había asesinado a su mujer años atrás. Y a menudo se había preguntado si su madre, en el caso de que hubiera tenido independencia económica, como Eugenia, habría abandonado a su marido, como ésta había hecho con Peter.
Al parecer, el matrimonio era una institución que ya nadie respetaba, sobre todo en Gran Bretaña. Esa misma mañana el abogado le había comentado con tono jovial que el Reino Unido disfrutaba de la mayor tasa de divorcios en Europa, y que las cifras se habían ido desplazando hasta una inquietante proporción, según la cual uno de cada dos matrimonios acababa por fracasar. De una manera un tanto extraña, Peter se alegraba, pues al menos el sufrimiento era compartido.
—Yo me quedo con el negocio, mamá.
Claudia soltó un bufido de desprecio.
—Y seguro que Eugenia venderá la casa. Con el tiempo. Me dijo que Axel... —se atascó al pronunciar el nombre del nuevo amante de su nuera—, que Axel tenía problemas para conseguir una hipoteca.
En opinión de Peter, una de las numerosas ventajas de los trabajadores autónomos consistía en que nadie estaba dispuesto a prestarte dinero, a menos que tuvieras en el banco la cantidad suficiente como para no necesitarlo.
—Parece un buen hombre —observó su madre.
Peter se quedó inmóvil, sosteniendo la cuchara en el aire.
—¿Cómo lo sabes?
Claudia se mostró más avergonzada que nunca; es decir, dejó entrever una ligera turbación.
—Mamá, no serás clienta de Axel, ¿verdad? Dime que no.
—Tiene una carne para guisar estupenda —protestó Claudia—, la mejor de por aquí. Y los precios son más baratos que los de la carnicería del otro lado de la calle.
Peter negó con la cabeza.
—Lo que me quedaba por oír.
De todas las carnicerías del mundo, Claudia había ido a elegir la del rival en amores de su propio hijo. ¿Dónde estaba su lealtad para con Peter? Éste sintió ganas de golpearse la cabeza sobre la robusta mesa del comedor.
Su madre le arrebató el plato del postre.
—Vayámonos de una vez o nos perderemos No rompas más mi pobre corazón.
Peter se impulsó hacia atrás y se puso de pie.
—Que quede bien clara una cosa: no pienso ponerme ningún sombrero tejano.

6 comentarios:

  1. Lina (@Lina_AR12)7 de julio de 2012, 19:11

    Q difícil ha de ser volver a casa "de mamá "y aguantar todo eso!Pobre Peter!

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  2. me gusta la idea de la maratooonnnn!!!!
    QUIERO MAS NIVEEEEEEEEE!!!!!....
    Besos q estes bien...!!!!! ♥♥♥

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  3. Jajajaja......en serio lo digo, Peter me da mucha pena....

    Voy a por el otro!!

    Te amo!

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  4. Lo k tiene k aguantar Peter ,x ser tan bueno.

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  5. Lo que me he reido con este capi no tiene nombre

    jajajajajajaja

    Volver a la casa de papa y mama es lo peor que te puede pasar en la vida y mas cuando no se llevaban bien con tu " pareja " y ahora te acusan de no hacer nada por salvar el matrimonio

    jajajajajajaajajajajajaj

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